PANTER FORZA
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El Centro de Investigaciones sobre Desertificación presenta las principales ideas y cuestiones a resolver con esta nueva perspectiva de estudio El análisis de las perturbaciones que provocan los incendios forestales en los sistemas marinos ayudaría también a comprender el papel de los océanos como sumideros de carbono.

El personal investigador del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universitat de València (UV) y la Generalitat Valenciana ha publicado un estudio en la revista Trends in Ecology & Evolution que, por primera vez, propone un marco conceptual para la investigación de la ecología del fuego en el medio marino.

La publicación refleja que los incendios forestales son una de las principales perturbaciones ecológicas de varios ecosistemas terrestres y, en estos, una parte importante de los subproductos generados por los incendios forestales (cenizas, humo y sedimentos) llegan al océano por vía terrestre a través de la escorrentía y de los ríos, y por vía atmosférica, mediante aerosoles.

Con el calentamiento global, las tendencias previsibles apuntan a un incremento general de la
actividad de incendios, lo que se traducirá en una mayor deposición en los ecosistemas marinos de materiales relacionados con los incendios forestales. Sin embargo, la comprensión del impacto de estas perturbaciones en estos ecosistemas, en la calidad del agua y en la biota marina, es todavía anecdótica y requiere de un mayor análisis.

Consecuencias biológicas
Juli G. Pausas, investigador del CSIC en el CIDE que lidera este trabajo, ha comentado que “Es esperable que los incendios forestales tengan un impacto significativo en la ecología de los océanos. En concreto, esperamos que los subproductos de los incendios forestales aumenten el transporte de nutrientes de la tierra al mar, alteren la química marina y el ciclo del carbono y los nutrientes, así como la productividad del fitoplancton, y tengan efectos, tanto positivos como negativos, en la biota oceánica, desde microbios hasta mamíferos”.

Ejemplos destacados de estos efectos incluyen los provocados por los extensos incendios forestales de 1997 en Indonesia, que provocaron mareas rojas que se extendieron por todo el archipiélago indonesio durante dos meses. Estas mareas rojas, acompañadas de un agotamiento del oxígeno, provocaron una mortalidad significativa del fitoplancton, el zooplancton y los organismos bentónicos (que habitan el fondo del mar), y se consideraron responsables de la mortalidad de los corales que se produjo a lo largo de un tramo de 400 kilómetros en las islas Mentawai. Durante los incendios australianos de 2019 y 2020, los aerosoles liberados, ricos en hierro, iniciaron una prolongada floración de fitoplancton en el Océano Pacífico Sur, que duró cuatro meses, superando los registros anteriores y generando una gran fijación de carbono.

Los investigadores afirman que cuantificar los efectos directos sobre diversas especies, como peces, corales y plancton permitiría comprender mejor la dinámica de los ecosistemas marinos tras los incendios, y con ello ampliar el espectro de análisis y abrir las posibilidades de estudios cada vez más diferenciados. También sería importante profundizar en las respuestas funcionales y adaptativas de las distintas especies que ocupan estos hábitats para comprender mejor los mecanismos que mantienen la biodiversidad en los ecosistemas marinos propensos al fuego. Estos estudios son fundamentales para orientar los esfuerzos de conservación y las estrategias de recuperación de estos ecosistemas, así como para evaluar el potencial de los océanos para mitigar las emisiones de los incendios forestales.

Los océanos ejercen de sumidero de las emisiones de los incendios forestales
Un 6% del carbono secuestrado en los sedimentos marinos procede de los compuestos carbonizados que se generan en los incendios. Estos fluyen desde el suelo mediante los ríos hasta que alcanzan los océanos. Pausas asegura al respecto que “La deposición y acumulación de estos compuestos tienen implicaciones significativas para el ciclo del carbono, funcionando como un sumidero geológico de carbono durante largos periodos de tiempo”.

La cuantificación del papel que desempeñan los microbios marinos y el fitoplancton en la captura de las emisiones de carbono procedentes de los incendios forestales es también un campo de investigación crucial, aunque poco explorado. Profundizar en esta área no sólo mejoraría la comprensión de los ciclos biogeoquímicos globales, sino que ayudaría a afinar el balance global de carbono. “Es esencial integrar este aspecto en los modelos globales del carbono y, al mismo tiempo, mejorar nuestra capacidad para cuantificar la transferencia de carbono al océano a través de la escorrentía y la sedimentación”, explica Rodrigo Riera, investigador de BIOCON del Instituto ECOAQUA de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria.

Por todo ello, “debemos abordar la ecología del fuego en el medio marino para comprender
en profundidad el impacto de los incendios forestales en nuestro planeta. Esto enriquecería
nuestro conocimiento de los sistemas interconectados que constituyen la Tierra”, concluye
Pausas. En este marco, la ecología del fuego en los sistemas marinos constituye un área de
investigación con gran proyección futura.

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