PANTER FORZA
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El archipiélago canaria sufre las consecuencias de un fuego de sexta generación, el más agresivo que se recuerda en los últimos 40 años.

El pasado 15 de agosto dio comienzo en el monte de Arafo, Tenerife, el que ya es el incendio más devastador de las últimas cuatro décadas en el archipiélago canario. Por su agresividad y ferocidad, las autoridades isleñas lo declararon fuego de sexta generación, clasificación que corresponde a aquellos que son capaces de crear a su alrededor una meteorología propia. Se caracterizan por ser incendios de una gran rapidez, llegando a abatir 4.000 hectáreas en una sola hora. Esto supone entre seis y 12 veces la velocidad de un fuego común. Además, las nubes que generan estos incendios son capaces de formar otros focos.

El incendio forestal de Tenerife es el que ha causado un mayor impacto a nivel nacional en este 2023. En las dos primeras jornadas el fuego se propagaba con agilidad y, lamentablemente, el viento y un clima particularmente seco favorecían a su expansión, lo que provocó que 11 de los 31 municipios de la isla fueran desalojados de sus hogares: Arafo, Candelaria, Güímar, El Rosario, El Sauzal, La Matanza, La Orotava, La Victoria, Los Realejos, Santa Úrsula y Tacoronte.

Aunque el 12 de septiembre el Cabildo de Tenerife dio por controlado el incendio forestal, el Operativo de Prevención y Extinción de Incendios del Cabildo Insular de Tenerife continúa trabajando para evitar reproducciones y extinguirlo en su totalidad. Numerosas zonas de la isla aún permanecen inaccesibles para los habitantes de la isla y el Plan Insular de Emergencias se mantiene activo.

Despliegue de medios de seguridad
Ante la gravedad de los hechos, el Ejecutivo nacional mostró su apoyo al Cabildo de Tenerife y a la Comunidad Autónoma de Canarias con el despliegue de la Guardia Civil, Policía Nacional y UME. Del mismo modo, la Dirección General de Protección Civil y Emergencias puso en marcha el Mecanismo Europeo de Protección Civil tras su solicitud por parte del Gobierno de Canarias. A través de este, el servicio de gestión de emergencias del programa europeo Copernicus puso a su disposición cartografía de emergencias con imágenes vía satélite. Copernicus, el Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea, emplea grandes cantidades de datos globales que se recopilan a través de satélites y sistemas de medición terrestres, aéreos y marítimos con el fin de ofrecer informaciones que impulsen el nivel de vida de los ciudadanos europeos. Los usuarios pueden acceder a sus servicios de información gratis.

La batalla, que juega un papel esencial desde el aire, también se vio respaldada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico con un total de cinco helicópteros y cinco aviones que desempeñan diferentes funciones. En colaboración con el Ministerio de Defensa igualmente se proporcionó un producto espumógeno y retardante que mejora la efectividad del agua que se descarga por medio de estos transportes aéreos. Multitud de entidades de todo el territorio nacional también han proporcionado su apoyo humano y material en esta crisis sin precedentes.

Los daños, incalculables por el momento
Un incendio forestal de tales magnitudes supone un grave impacto económico, material, humano y medioambiental. A fecha del 1 de septiembre, el Cabildo de Tenerife cifra en 80,4 millones de euros los daños que ha ocasionado el incendio forestal en infraestructuras, carreteras, agua, agricultura y medio ambiente. Aunque los expertos aseguran que únicamente se podrá calcular el deterioro real una vez que el incendio haya terminado e insisten en hacer una restauración ecológica para regenerar la vegetación, cuyos desperfectos igualmente son inciertos.

El Parque Nacional del Teide, símbolo por excelencia de las Islas Canarias, también ha sido afectado por el fuego. Allí los profesionales apuntan que las pérdidas han sido bastante desiguales. Mientras unas zonas permanecen prácticamente intactas, otras han sido arrasadas por el fuego, que ha causado daños irreparables. El incendio penetró en más de mil hectáreas con fuertes afecciones en el ecosistema, destacando la retama. Los profesionales coinciden en la necesidad de realizar cortas y desbroces sostenibles, así como potenciar la actividad agrícola, ya que aseguran que la mejor barrera contra el fuego está en los cultivos.

Los especialistas afirman que los insectos que habitan en la isla han sido de los más perjudicados y son esenciales para mantener fértil el suelo. Las aves también son grandes afectadas, pues se han visto obligadas a desplazarse. Ocho especies que habitan en Tenerife son endémicas de Canarias y están en peligro. Destacan el pinzón azul de Tenerife, la paloma de laurisilva, el herrerillo canario, el mosquitero y el reyezuelo canarios. Respecto a los mamíferos, los más amenazados son los murciélagos.

Por otra parte, la presidenta del Cabildo de Tenerife, Rosa Dávila, reconocía el impacto del fuego en los animales de las zonas afectadas. Algunos animales pequeños no son capaces de escapar de las llamas y tienden a fallecer. Los más grandes, con suerte, pueden escapar, aunque la intensidad del humo y el fuerte calor también puede hacerles morir finalmente.
El único dato satisfactorio tras más de un mes desde el comienzo del incendio es la ausencia de víctimas y daños materiales. Algunos califican que es prácticamente un milagro no lamentar pérdidas humanas ni viviendas quemadas.

Un desastre intencionado
Pese a que la Guardia Civil tiene indicios de que la naturaleza del incendio, que inició en tres focos a la vez, es humana, el contexto climático no contribuye en absoluto a la prevención y extinción de los incendios que asolan los diferentes territorios del mundo. La emisión desorbitada de gases de efecto invernadero ha generado la situación idónea para que se den incendios cada vez más voraces, con la falta de agua y las elevadas temperaturas como cóctel perfecto. Cabe destacar el calor extremo que ha golpeado a España este verano. Víctor Resco de Dios, profesor de ingeniería forestal y cambio global en la Universitat de Lleida calificaba en un artículo para ‘The Conversation’ la época actual como el Piroceno, la Edad del Fuego. Por la pérdida de control de este último, según Resco, son las llamas las que moldean actualmente los paisajes.

El Gobierno de España publicaba en un informe que la emergencia climática conlleva que los incendios potencialmente tengan una mayor virulencia y sean difíciles de gestionar, aumentando los índices de riesgo. Un dato de extrema importancia es la estimación de que los grandes incendios forestales no se den exclusivamente en la temporada estival. Buenos ejemplos de ello son los incendios registrados entre Teruel y Castellón en el mes de febrero. La desestacionalización de los incendios debería ser un motivo de preocupación para las instituciones y ciudadanos. El informe también recoge que en este 2023 ya se han sufrido más incendios forestales que la media de los últimos diez años.

Rápida expansión
La geografía de las áreas perjudicadas ha sido clave en cuanto a la rápida expansión del fuego. La zona, con una orografía abrupta y pronunciada ha potenciado la propagación de las llamas. Los barrancos del municipio de Arafo, zona cero del incendio forestal, son pronunciados y no guardan largas distancias entre sí. Además, los característicos pinos del monte servían para evitar que el agua se desplazara por los barrancos frente a grandes lluvias, pero no favorecen situaciones en las que haya fuego. Estos pinos estaban plantados, aproximadamente, a tres metros de distancia. Ahora, los expertos en la materia tratan de separar las plantaciones para evitar que se repita el incidente. Los antiguos terrenos de cultivo igualmente han ayudado a la expansión del incendio debido a su descuido y abandono.

Imagen cedida por el Cabildo de Tenerife.

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