Los bomberos antorcheros, el personal más expuesto a partículas cancerígenas

Un estudio del IDAEA revela la exposición que sufren los trabajadores a concentraciones de hollín y carbono negro gracias a pulseras de silicona que absorben los contaminantes orgánicos del humo.

El Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) de Barcelona, un centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), entidad adscrita al Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, están analizando la exposición de los bomberos a los contaminantes que libera el fuego. Ya sea un incendio forestal o una quema prescrita, es decir, un fuego controlado y planificado iniciado por los bomberos forestales para eliminar el combustible vegetal y prevenir o acotar incendios, hay tóxicos que se liberan al arder la vegetación a temperaturas relativamente bajas.

Gracias al monitoreo de la exposición de los bomberos durante fuegos controlados en Cataluña entre 2022 y 2024, el equipo del IDAEA ha podido comprobar que quienes realizan la quema, con una antorcha que porta una mezcla de gasoil y gasolina, son los más expuestos a las mayores concentraciones de hollín o carbono negro e hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), contaminantes orgánicos fruto de la combustión incompleta de la materia orgánica, según un estudio publicado recientemente en la revista científica Atmospheric Environment.

La dosis total diaria que midieron en los ‘antorcheros’, los trabajadores que inician las quemas, fue de unas cinco veces superior a la de los forestales dedicados a mantener a raya el fuego controlado. En los turnos de cuatro horas, los responsables de las antorchas superaron los límites de seguridad de exposición a las partículas cancerígenas del humo. Estos trabajos no han medido la concentración o presencia de otros componentes tóxicos como las dioxinas y el benceno, por lo que el riesgo podría ser aún mayor, según el estudio.

El estudio

Para evaluar la exposición, los investigadores utilizaron pulseras de silicona que absorben los contaminantes orgánicos que lleva el humo. Los bomberos las llevaban colgando del traje y no en las muñecas para evitar que captasen sudor y otras sustancias no provenientes del aire que respiran.

Bomberos

En 2019, los científicos del IDAEA ya usaron estos brazaletes para medir la contaminación atmosférica a la que estuvieron expuestos los atletas durante una competición internacional en Japón. Estos científicos han ido más allá y han analizado qué productos químicos respiran los bomberos en los montes durante el control y la extinción del fuego.

Los efectos del humo en la salud

La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) clasificó en 2023 que la exposición laboral de los bomberos es cancerígena y provoca cáncer de vejiga y de mesotelio, la membrana que recubre el tórax, el corazón y los órganos reproductivos internos. Carmen Bedia, científica del IDAEA, estudia cómo el humo de los incendios afecta a las células humanas. En su laboratorio ha utilizado las muestras tomadas de los filtros colocados en los trajes de los bomberos forestales para exponer esas sustancias liberadas por el fuego a unos organoides del cerebro humano, unos cultivos celulares complejos que intentan reproducir en el laboratorio la respuesta del tejido cerebral.

La investigadora analizó cómo los extractos de los filtros, sobre todo aquellos más cargados con compuestos procedentes de la quema de biomasa, provocaron cambios significativos en los lípidos, las moléculas implicadas en la estructura celular, el almacenamiento de energía y muchas funciones celulares esenciales. Algunos de estos lípidos alterados tienen “propiedades imprescindibles para el buen funcionamiento del cerebro y el desarrollo”, señala la investigadora. Estos cambios de composición podrían provocar envejecimiento cerebral y enfermedades neurodegenerativas, añade Bedia.

Prevención con mascarillas

Los investigadores proponen que las mascarillas FFP2 deberían usarse durante las tareas con mayor riesgo. Este elemento de protección también se puede aplicar a la población general expuesta al humo durante los incendios, indica Barend van Drooge. El investigador neerlandés concluye que se deben hacer turnos más cortos y rotar los roles para disminuir la exposición individual.

Imagen: Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

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