“No hay planes de emergencia municipales que prevean situaciones en las que se necesite albergar a miles de personas”

El presidente de OPRA comenta algunas de las principales conclusiones del apagón relativas a los servicios de emergencia.

Una semana después, el apagón continúa en boca de todos. Más allá de que todavía no hay una versión oficial de lo sucedido, este episodio sin precedentes ha servido para reflexionar sobre si la sociedad está preparada para resistir ante situaciones de este tipo. En el ámbito de las emergencias también se han extraído algunas conclusiones.

En su blog, el presidente de OPRA, Javier Larrea, señala que las principales consecuencias del apagón tuvieron que ver con la movilidad, pues el tráfico colapsó en las ciudades debido al fallo de los semáforos y paneles que regulan el tránsito. Asimismo, se paralizaron todos los servicios ferroviarios y del transporte suburbano. Esto desembocó en la imposibilidad de cubrir con otros medios de transporte la demanda. Además, las gasolineras no podían suministrar combustible.

No había suficientes policías para regular el tráfico y miles de personas quedaron atrapadas en los túneles del metro. La cifra asciende a más de 30.000 en trenes parados por toda la geografía.

Por su parte, los servicios de bomberos desempeñaron una importante labor rescatando a atrapados en los ascensores.

Lecciones aprendidas

Larrea señala que el caos fue mayor en función del tamaño de cada ciudad. La superpoblación añade complejidad y la densidad de población implica mayor vulnerabilidad.

Las ciudades con mucho turismo son más afectadas. Los turistas no conocen la ciudad ni las calles ni los transportes públicos ni tienen dinero efectivo. Por este motivo, afirma, los grandes municipios necesitan planes excepcionales de emergencia y han de dotarse de muchos más recursos para solventar los problemas en estas emergencias. Un dato importante es que no hay planes de emergencia municipales que prevean situaciones en las que se necesite albergar a miles de personas y abastecerlas de agua y alimentos.

El presidente de OPRA insiste en que se echa en falta el voluntariado en la policía que existe en otros países que perfectamente puede cumplir funciones de regulación del tráfico, de control de accesos y de vigilancia para evitar los saqueos: “Un municipio necesita al menos igual número de voluntarios que el número de profesionales de que disponga”.

Imagen de archivo.

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