El delicado protocolo de la búsqueda de menores

Ander López de Abechuco detalla en la página web de OPRA las dificultades de las búsquedas de menores desaparecidos.

En su blog de la página web del Observatorio de Prevención de Riesgos y Accidentes (OPRA), Ander López de Abechuco detalla las complicaciones que conlleva la búsqueda de menores.

López explica que siempre se trata de una actividad delicada debido a la urgencia que genera este tipo de emergencias. En estos casos se deben seguir las indicaciones de las autoridades competentes y la dirección de la búsqueda, ya que cuentan con la visión conjunta de lo que sucede. Asimismo, detalla que es posible que en la desaparición de un menor esté involucrada una persona malintencionada: “Dos de cada tres desapariciones de un menor está involucrado un familiar o conocido del menor; algo terrible y que no podemos olvidar. Por lo tanto, no podemos fiarnos de nadie que no pertenezca al grupo de búsqueda al que pertenecemos y cualquier actitud o sospecha de cualquier persona o cosa extraña, ha de comunicarse inmediatamente”.

Posibles causas de desaparición

Ander López subraya algunas de las causas a las que se puede deber de la desaparición de un menor:

  • Se ha podido perder jugando o explorando.
  • Se ha podido descolgar del grupo en el que iba.
  • Ha decidido ir a un lugar seguro para él o ella, para jugar o escapar de algo que le ha sucedido.
  • Ha sufrido algún episodio de acoso y ha decidido esconderse.
  • Ha tenido un cabreo o ha recibido una bronca y busca esconderse.
  • Alguna persona se lo ha llevado, bien engañado o contra su voluntad.

Informaciones falsas

Estas situaciones, desgraciadamente, llevan consigo informaciones falsas o inexactas. Es de vital importancia una buena información contrastada, de múltiples fuentes. Siempre hay que actuar con cautela, ya que puede ser que alguna de la información sea intencionalmente falsa para despistar o confundir a los buscadores.

¿Cómo es la actitud del menor?

“A la hora de buscar también hay que tener en cuenta que es posible que el menor esté jugando y perciba la búsqueda como un juego. Qué mejor juego del escondite que decenas de personas gritando su nombre. En este caso, el menor puede escabullirse o esconderse en lugares insospechados. Esta capacidad de esconderse o buscar refugio les permite sobrevivir bastante más de lo que los adultos tienden a estimar.”

Equipo canino y localización

Ante estas emergencias, las unidades caninas juegan un papel imprescindible. Los canes pueden detectar a los menores con más facilidad que las personas. Pese a esto, hay que informarse sobre si la persona desaparecida tiene miedo a los animales. La localización de un menor puede ser más difícil porque por su tamaño tiene capacidad de adentrarse en lugares que a un adulto le pueden parecer imposibles.

Protocolo de actuación

Cuando se localice al menor, basta con colocarse cerca de él y esperar a que llegue un familiar o tutor lo recoja. Si esto no es posible, hay que acordar con los progenitores o tutores los pasos a seguir para que el menor acompañe a los buscadores.

A la hora de acercarse al menor, hay que seguir dos estrategias:

  1. Hay que acercarse con calma y de forma amigable. Seguidamente, la persona se presenta y explica lo que está sucediendo. No hay que obligar al menor a hacer algo que no quera, a menos que exista algún peligro.
  2. El menor puede sufrir una situación traumática que afecte negativamente a su estado de ánimo. Esto puede hacer que pretenda huir de los buscadores. En ese caso, hay que mantener la calma y desplegar al equipo para que no pueda escaparse.

Imagen de archivo.

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