La organización de voluntarios es un asunto olvidado en España

Con la llegada de miles de voluntarios a Valencia tras el paso de la DANA, surgieron múltiples dudas sobre si la labor de los civiles podría llegar a entorpecer las labores de los servicios de emergencia.

Más de dos meses después del paso de la trágica DANA, Valencia continúa recuperándose de las catastróficas consecuencias que ocasionaron las lluvias torrenciales. Toda España fue testigo de una oleada de voluntarios dispuestos a dejarse la piel para ayudar a los afectados. Estas acciones de solidaridad hicieron que surgieran dudas sobre si las labores de la población civil podrían llegar a ser contraproducentes. En esta línea, Javier Larrea, presidente del Observatorio de Prevención de Riesgos y Accidentes, abarca este asunto en la web de OPRA.

El problema

Larrea subraya que, de los voluntarios, no se conoce nada más que su altruismo, dejando a un lado su formación, capacidades y habilidades. Igualmente, señala que no suelen contar con herramientas ni equipos de protección. En consecuencia, son difíciles de organizar. Es necesario proteger a los voluntarios adecuadamente con los equipos de protección personal necesarios. “Una de las máximas que hay que tener presente en las emergencias es que quien interviene no tiene que pasar a formar parte de la emergencia”.

Por otro lado, ¿quién ha de organizar al voluntariado? “Los gobiernos, del Estado, de las CCAA, de las Diputaciones y de los Ayuntamientos han debido de planificar todas las situaciones de riesgo catastrófico en sus planes territoriales, y en sus planes especiales de protección civil, y deberían saber que, cuando llegue la tragedia, van a necesitar a miles de personas que aporten la mano de obra imprescindible para superar la calamidad pública que puede aparecer de forma inesperada”.

La organización de civiles, un asunto olvidado

El presidente de OPRA explica que la organización de los civiles es uno de los puntos más olvidados. “Me atrevo a afirmar que, en general, en todo el territorio del Estado español, tenemos una protección civil en mantillas para desastres, que se ha dedicado principalmente a las tareas de planificación sobre el papel más que a las tareas de respuesta tras una catástrofe y que ha dejado en el olvido este hecho indispensable del voluntariado post emergencia y que volverá a hacer su aparición en la siguiente gran emergencia”.

España está a la cola de Europa en cuanto a la cantidad de bomberos de voluntarios con los que cuenta (menos de 5.000). Por el contrario, países vecinos como Francia alcanzan la cifra de 180.000

Larrea señala que alguno de los políticos al mando debería contar con formación en materia de gestión de emergencias. Igualmente, afirma que es necesario planificar el voluntariado necesario. Por ejemplo, España está a la cola de Europa en cuanto a la cantidad de bomberos de voluntarios con los que cuenta (menos de 5.000). Por el contrario, países vecinos como Francia alcanzan la cifra de 180.000. “En alguna comunidad autónoma los bomberos voluntarios están fuera de regulación, casi prohibidos, aunque nadie le puede prohibir a un ayuntamiento tener su propia organización de protección civil; esperemos que tras lo visto en Valencia se animen a corregir tamaño disparate. Cualquier político que lea esto debería darse cuenta de la debilidad que supone esta situación y la vulnerabilidad añadida que se cierne sobre la población por no tener un contingente de voluntariado, organizado, especializado, jerarquizado, encuadrado y formado con anticipación”.

Javier Larrea finaliza su publicación con un mensaje para alcaldes: “Los ayuntamientos de más de 20.000 habitantes tienen obligación de tener un servicio de protección civil y de bomberos, y los alcaldes son los responsables de la protección civil municipal. Esperemos que hayan visto lo que ha pasado en Valencia y pongan sus barbas a remojar y se den cuenta Los miembros de protección civil deben servir para algo más que para sacarlos con sus uniformes en los conciertos, procesiones y fiestas patronales. Es necesario que todos los ayuntamientos tengan su propio voluntariado de emergencia entrenado para actuar en las situaciones catastróficas. Hay que empezar cuanto antes”.

Imagen de archivo.

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