Los árboles de Navidad son una de las principales representaciones de estas fiestas. Clásicos y elegantes, aportan calidez allá donde se instalen. Sin embargo, independientemente de si son naturales o artificiales, esconden algún riesgo.
Rafael Sarasola, de la compañía Solexin, ha publicado en la web del Observatorio de Prevención de Riesgos y Accidentes (OPRA) algunas advertencias y recomendaciones sobre estos elementos decorativos.
Según la NFPA, los incendios de árboles de Navidad no son comunes, pero pueden llegar a ser devastadores. En Estados Unidos, causan unas siete muertes al año y 30 incendios estructurales. Los árboles secos son más destructivos y, el 33% de los incendios de árboles de Navidad, son causados por luces defectuosas o un mal uso de cables eléctricos.
Los árboles artificiales son menos inflamables que los naturales, pero pueden acarrear riesgos si están fabricados con materiales inadecuados. Sarasola indica que es importante asegurarse de que el árbol sea ignífugo o tenga una clasificación de resistencia al fuego. Igualmente, hay que verificar que tenga la certificación de seguridad adecuada que garantice que cumple con las normas de seguridad contra incendios.
En Estados Unidos, los árboles de Navidad causan unas siete muertes al año y 30 incendios estructurales
En cuanto a las luces, estas deben ser de bajo voltaje y es necesario revisarlas para asegurarse de que no estén dañadas o con cables expuestos.
Por otro lado, los árboles naturales pueden ser muy inflamables. A medida que el árbol se seca, sus ramas se vuelven más propensas a encenderse rápidamente. Para evitar esto, hay que mantenerlo hidratado y alejarlo de las fuentes de calor. También es necesario revisar que las luces sean de ajo voltaje.
Árboles naturales como el abeto, pino o abeto de Douglas son más susceptibles al fuego, especialmente a medida que se secan. Si el árbol no recibe suficiente agua, se secará rápidamente, lo que aumenta el riesgo de incendio.
