Desde hace meses, los incendios en Latinoamérica han generado una situación terrorífica. Solo en septiembre el territorio ya registró más de 102.000 incendios forestales. Todos ellos agravados por el cambio climático. Y es que, los expertos indican que su ferocidad, virulencia y frecuencia seguirá en aumento si no se toman medidas urgentes.
La coordinadora de la campaña de bosques de Greenpeace, Noemí Cruz, manifestaba en un comunicado que los incendios forestales que afectan a Bolivia, Paraguay y una parte importante del Amazonas son perjudiciales más allá de los aspectos medioambientales, pues dañan la salud de los ciudadanos y sus actividades, así como perjudican seriamente a la biodiversidad.
Solo en Bolivia, se quemaron casi cuatro millones de hectáreas en los departamentos de Pando, Beni, Santa Cruz y La Paz. Igualmente, Paraguay acumula ya 70.000 hectáreas consumidas por el fuego. La sequía, explicaba Cruz, acelera la propagación de los incendios, amenazando estos biomas tan importantes, considerados los pulmones del planeta. Aunque se desconocen las causas, en el 95% de los casos, los incendios se deben a negligencias, accidentes o intencionalidad.
Además, los pronósticos de sequía en Argentina predecían el riesgo de un avance desmedido del fuego, sin posibilidades de contenerlo dada la precariedad y la falta de financiación existente. La coordinadora de la entidad aseguraba que la degradación del Ministerio de Ambiente, la falta de política ambiental y el negacionismo llevarían a la ruina de sus bosques y, con ellos, se agravaría nuestra existencia.
Efectos colaterales: lluvia negra
El humo de los incendios forestales, de los que algunos todavía siguen activos en Bolivia, Brasil y Paraguay, alcanzo una parte importante de Argentina y puso en alerta a diez provincias ante la posibilidad de que ocurriera el fenómeno llamado “lluvia negra”. Este se trata de un tipo de precipitación que se da cuando el humo choca con frentes fríos, con la peculiaridad de que el agua es contaminada y arrastra estas partículas perjudiciales a la superficie. Los profesionales indican que esto es peligroso porque provoca daños en el entorno natural y en la salud de las personas.
La presencia del humo reduce la calidad del aire y puede derivar en síntomas como tos, dificultad para respirar e irritación ocular
El Servicio Meteorológico de Brasil (MetSul) y el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) en Argentina advirtieron de que la lluvia negra impactó en amplias zonas de Argentina, donde se preveía que el fenómeno continuara y se intensificara durante días, especialmente cuando se dieran las condiciones de alta humedad y frentes fríos que favorecen a estas lluvias contaminadas.
Al mismo tiempo, la presencia del humo reduce la calidad del aire y puede derivar en síntomas como tos, dificultad para respirar e irritación ocular. Por lo tanto, las autoridades sanitarias del país recomendaron limitar las actividades al aire libre y recurrir a utilizar mascarillas adecuadas para protegerse de las partículas suspendidas.
Este tipo de precipitación se genera en zonas donde hay contaminación ambiental en el aire. Por eso, es muy común que ocurra en zonas con intensa actividad industrial, uso extensivo de carbón y petróleo o grandes incendios forestales.
A medida que el humo, que contiene hollín, carbono negro o cenizas, se mezcla con la humedad y los sistemas meteorológicos, se producen lluvias contaminadas que arrastran partículas peligrosas a la superficie. Como resultado, la calidad del aire y la visibilidad se ven afectadas mientras el agua puede arrastrar sustancias tóxicas que afectan el suelo, el agua potable, la vegetación e incluso las infraestructuras.
Casi 8.000 fuegos activos en Paraguay
Uno de los países más afectados ha sido Paraguay. El incendio forestal que azotó el Chaco paraguayo afectó a unas 100 hectáreas, correspondientes a un 95% de bosques nativos y un 5% pastizales.
Ante la emergencia, las autoridades del MSPYBS desplegaron equipos médicos para atender a los bomberos, militares y voluntarios que trabajan en la lucha contra el fuego. La XVII Región Sanitaria, Alto Paraguay, mediante la USF de Bahía Negra, brindó asistencia médica a 14 personales de servicio, entre bomberos, militares y de la Secretaría de Emergencia Nacional, que se encuentran en la zona de Chovoreca.
Por su parte, la XVI Región Sanitaria, Boquerón envió brigadas de salud a las estancias Campo Grande y Vizcaina, equipadas con ambulancias y vehículos de apoyo, para garantizar la atención médica de los trabajadores rurales y los equipos de combate.
El Instituto Forestal Nacional del país publicaba en octubre que el monitoreo de focos de calor y fuegos activos realizado durante el mes de septiembre generó como resultado un total de 23.822 focos de calor y 1.611 fuegos activos.
Considerando el análisis de estos datos, para el mes de septiembre la estimación de áreas afectadas arrojaba un total de 242.695 hectáreas de superficies para la región Occidental. Para la región Oriental, las superficies afectadas sumaron un total de 127.973 hectáreas.
Por otro lado, para el periodo del 1 al 10 de octubre, se registraron un total de 6.379 focos de calor y 463 fuegos activos.
En este contexto, solo en los primeros días de ese mes, se registró una superficie estimada de afectación de 94.749 hectáreas a nivel país, de las cuales 36.630 hectáreas corresponden a la Región Oriental y 58.119 hectáreas a la Región Occidental.
Un 60% de Brasil ha estado cubierto por el humo
En un comunicado, Amnistía Internacional compartía que, según datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE), los incendios forestales han emitido importantes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera. En el mes de septiembre, un 60% de Brasil ha estado cubierto por una capa de humo. Además, desde principios de año se han quemado, aproximadamente, 11 millones de hectáreas.
Amnistía Internacional alertaba sobre diferentes temas de prioridad urgente para los países de la región, como abordar de inmediato las causas estructurales de los incendios forestales, incluyendo la eliminación gradual pero rápida y equitativa de los combustibles fósiles, la transformación del modelo actual de agricultura industrial y asegurar consecuencias legales al uso ilegítimo de la tierra.
Igualmente, detallaba la urgencia de garantizar el derecho a la libre determinación de los Pueblos Indígenas y la seguridad de la tenencia de propietarios tradicionales, así como su plena participación en los procesos de toma de decisiones.
Por otro lado, manifestaba la necesidad de proteger a los defensores del medioambiente de ataques, hostigamiento y asesinatos, así como tomar medidas para combatir la deforestación y extinguir los incendios forestales.
Apoyo internacional
El Gobierno boliviano solicitó apoyo internacional tras registras más de 3.000 focos de incendios activos y casilla cuatro millones de hectáreas calcinadas. Durante 15 días, un equipo de expertos formado por 49 personas, entre los que se encuentran efectivos del Gobierno de Canarias, ha proporcionado asesoramiento sobre el comportamiento, análisis y tácticas para la extinción de incendios forestales, además de mostrar estrategias para prevenirlos en un futuro.
Esta colaboración, indican desde el Gobierno de Canarias, refuerza la importancia de la cooperación entre países para enfrentar emergencias climáticas y ambientales de gran escala.
El viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes y delegados de la Unión Europea han recibido al contingente en el Aeropuerto Internacional de Viru Viru, en Santa Cruz de la Sierra, la región más poblada y afectada por el fuego desde junio.
El equipo en cuestión, conocido como FAST (Forest Fires Assessment and Advisory Team), es una iniciativa internacional coordinada por el MITECO, formado por especialistas en incendios forestales pertenecientes a administraciones y organismos regionales y nacionales. Su objetivo es proporcionar apoyo y asesoramiento en emergencias relacionadas con incendios activos o en la planificación y prevención de estos.
Durante 15 días, un equipo de expertos formado por 49 personas, ha proporcionado asesoramiento sobre el comportamiento, análisis y tácticas para la extinción de incendios forestales, además de mostrar estrategias para prevenirlos en un futuro
Esta acción se enmarca en el programa de colaboración internacional del Mecanismo Europeo de Protección Civil (UCPM), coordinado por la Dirección General de Operaciones de Protección Civil y Ayuda Humanitaria (DG ECHO) de la Comisión Europea. Una herramienta que se activa en aquellos países que necesitan apoyo en situaciones de emergencia y desastres naturales. El mecanismo abarca tanto acciones dentro del ámbito europeo como fuera del mismo.
En España, también pendientes del cambio climático
Muchos ecosistemas están experimentando cambios significativos en su régimen de incendios debido al calentamiento global. La frecuencia de los incendios ha aumentado, así como su severidad. Esta situación puede alterar la vegetación y el funcionamiento de los ecosistemas. Un estudio realizado por el Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universitat de València (UV) y la Generalitat Valenciana (GVA) afirma la existencia del problema.
Los investigadores examinaron más de dos mil datos de incendios en todo el planeta y el estudio concluyó que la intensificación de los regímenes de incendios provocada por el cambio climático y otras actividades humanas reduce la abundancia, diversidad y el buen estado de las plantas, algo que afecta más a plantas leñosas como los bosques de coníferas.
Para realizar este trabajo, los autores aplicaron una metodología de revisión sistemática y metaanálisis que permite analizar numerosos datos mediante fuentes muy diversas. Así lograron sistematizar 2.363 casos recogidos en 394 estudios repartidos por todo el planeta, aunque con mayor representación del hemisferio norte.
Juli G. Pausas, investigador del CSIC en el CIDE y autor principal del trabajo, publicado recientemente en la revista Global Ecology and Biogeography, ha explicado que “esta investigación aporta, por primera vez, una visión global, sistemática y cuantitativa del efecto de la intensificación de los incendios”.
Los investigadores examinaron más de dos mil datos de incendios en todo el planeta y el estudio concluyó que la intensificación de los regímenes de incendios provocada por el cambio climático y otras actividades humanas reduce la abundancia, diversidad y el buen estado de las plantas
Al considerar los componentes del régimen de incendios como su frecuencia, intensidad o tipo, el estudio evidencia que el mayor riesgo para las plantas lo comporta la severidad de los incendios. En resumen, según Bruno Moreira, investigador del CSIC en el CIDE, “la intensificación de los regímenes de incendios debido al cambio climático y otras actividades humanas, lo que genéricamente llamamos cambio global, en general reduce la abundancia, diversidad y el buen estado de las plantas”.
Los efectos negativos son más fuertes con el aumento en la severidad que con el incremento de la frecuencia de los incendios, y son más marcados en plantas leñosas que en herbáceas, según los investigadores. Además, encontraron que ciertos tipos de vegetación son más resistentes a estos cambios que otros. Roger Grau-Andrés, investigador del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) y autor principal del trabajo, ha asegurado que “los bosques de coníferas y mixtos son más susceptibles a la intensificación de los incendios que los ecosistemas abiertos como pastizales y matorrales, algo relacionado con el posible cambio de incendios de superficie poco intensos a incendios de copa de alta intensidad”.
Otro ejemplo de amenaza ante los cambios en el régimen de incendios lo ofrece el pino salgareño o Pinus nigra, abundante en la península ibérica. “Este árbol está preparado para sobrevivir a incendios de baja intensidad gracias a su corteza gruesa, que lo aísla de las llamas, y de sus pocas ramas en la parte baja, que evitan la transmisión del fuego a la copa. Sin embargo, en caso de incendios más intensos o que afecten a todo el árbol, estas protecciones no son suficientes y la planta no sobrevive”, explica Moreira.
Nuevas estrategias para nuevos tipos de incendios
Los investigadores han subrayado que este estudio “proporciona una base científica para ayudar a tomar decisiones en políticas de conservación de los ecosistemas y de gestión de incendios”, debido a que consigue identificar los patrones generales de la respuesta de las plantas ante la intensificación de los regímenes de incendios y entender los factores que los determinan. Al entender los cambios en los regímenes de incendios se pueden crear estrategias adaptadas a estos nuevos incendios.
“Más que una sola política unificada, se trata de entender qué ecosistemas pueden ser más susceptibles y establecer prioridades de actuación”, asegura Pausas. Por tanto, frente a los ecosistemas más resilientes, en los que “la mejor estrategia de conservación puede ser no actuar”, los bosques de coníferas precisarían de una gestión adecuada. Por ejemplo, en bosques de Pinus nigra, que son resilientes a los incendios de baja intensidad y son capaces de sobrevivir a incendios superficiales frecuentes, las quemas prescritas pueden ayudar a mantener un régimen de incendios de baja intensidad que doten a los árboles de mayor resiliencia.
Imagen: Gobierno de Brasil.