Reportaje: Intervenciones por fugas de gas en zonas urbanas

Las fugas de gas son imprevisibles y existe un elevado riesgo de inflamación de los gases. Disponer de procedimientos operativos actualizados de intervención, así como, una adecuada formación en técnicas de detección, garantizará que este tipo de actuaciones se desarrollen con total seguridad y que se minimicen los riesgos existentes. Un reportaje de nuestro colaborador Enrique Álvarez, suboficial de bomberos del Ayuntamiento de Madrid.

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Una de las actuaciones que más riesgos generan para los SEIS (Servicio de Extinción de Incendios y Salvamentos) son las producidas por los escapes de gas. En este reportaje vamos comentar las fugas de gas natural y GLP (por ser los gases combustibles más usados en nuestras ciudades) que ocurren al aire libre o recintos cerrados y que medidas debemos de adoptar como profesionales de la emergencia para minimizar los riesgos en estas intervenciones.  
 
La principal característica de estos combustibles gaseosos a tener en cuenta es la densidad de estos gases. Porque dependiendo del tipo de gas se podrá acumular en zonas bajas o elevadas.
 
FUGAS DE GAS EN ESPACIOS ABIERTOS
Estas fugas, por lo general, se producen en las redes de distribución de Gas Natural que discurren enterradas por nuestras ciudades, para dar servicio a los abonados (empresas, particulares,…) que se diseñan en forma de ramal (cada usuario tiene una única línea de suministro) o de forma mallada (la red que suministra al usuario está interconectada en varios puntos con el resto de la red de distribución). El diseño mallado es más costoso, aunque ofrece mayor fiabilidad y garantía de suministro en caso de averías.
 
La presión a la que se entrega el gas natural depende del tipo de cliente, variando desde presiones relativas menores a 0,05 bares para los consumidores más pequeños (los domésticos) hasta presiones superiores a 40 bares en las entregas a los ciclos combinados y grandes consumidores industriales. Las distributoras de gas natural más importantes en España son; Nedgia, Madrileña red de gas, Redexis gas, Nortegas y Gas Extremadura.
 
Las fugas en la red de distribución, pueden ser muy variadas, pero sobre todo destacamos; las causadas por las roturas de conducciones de agua que afectan a la conducciones de gas  (sobre todo las de polietileno), las aperturas de zanjas en vía pública con maquinaria pesada que dañan o perforan las instalaciones y el deterioro o envejecimiento de redes antiguas (hierro fundido). El tren de ataque para este tipo de intervenciones es de una BUP (Autobomba Urbana Pesada). A nuestra llegada es importante ubicar el vehículo a una distancia segura de donde se ha producido la fuga, la cual dependerá, del diámetro de la conducción  y MOP (presión máxima de operación) en la red.
 
Las acciones iniciales para este tipo de fugas son; la delimitación de las zonas (caliente, templada y fría) según las lecturas de nuestro analizador de gases, la evacuación de las viviendas que estén en la zona caliente y la eliminación de toda posible fuente de ignición. Seguidamente, procederemos al taponamiento de la fuga de gas, siempre que sea posible, y no suponga un riesgo para la dotación actuante, además de la  realización de una línea de mangueras como medida de prevención, por una posible inflamación del gas. Haremos comprobaciones periódicas con el analizador de gases (por si hay que ampliar la zona caliente),  controlando la fuga en todo momento, hasta el corte de gas en la red afectada realizado por los servicios técnicos.
 
FUGAS DE GAS EN RECINTOS CERRADOS
Estas fugas se suelen producir en el interior de las viviendas, locales, comercios, etc. Bien por descuidos o por un mal mantenimiento de las instalaciones. Dependiendo del tamaño de la fuga, un escape de gas en estos lugares puede acabar en asfixia, intoxicación, incendios e incluso explosiones. Los gases utilizados son de dos tipos: Gas Natural (CH4) y GLP (Gases Licuados del Petróleo). Butano (C4H10) y propano (C3H8).
 
“El tren de ataque” para  este tipo de intervenciones, suele ser normalmente, de una BUL (Autobomba Urbana Ligera). Una vez se ha llegado al lugar, la tendencia, es la de situar el vehículo de emergencia enfrente del número indicado por 112, como en todas la intervenciones, pero en este caso, como medida de seguridad es conveniente estacionar nuestra BUL en una numeración anterior o posterior al  indicado. El mayor riesgo con el que nos encontramos es que al ser una fuga de gases en un recinto cerrado, no existirá una adecuada una ventilación y podremos encontrar concentraciones del gas dentro el rango de inflamabilidad o explosividad. 
 
Las prioridades estratégicas para estas intervenciones son: evacuación de las personas en situación de riesgo, localización de la fuga de gas y la  eliminación de posibles fuentes de ignición. Posteriormente, definiremos el plan de acción, que consistirá; en el corte de la fuga,  medición de las concentraciones  de gas en el interior del recinto por medio del analizador de gases  y la ventilación de la zona afectada. El propano y butano, al ser gases más densos que el aire, tienden a acumularse en las zonas bajas de las viviendas o recintos. Por el contrario, el gas natural, debido a que tiene una densidad inferior que el aire suele concentrarse en zonas elevadas. Es importante, que las dotaciones actuantes cierren las  llaves de gas, más adecuadas de la instalación (de usuario, de contador de gas, montante colectivo, llave del edificio y  acometida), para cortar el suministro de gas a las viviendas o al edificio y garantizar la seguridad de los ocupantes.
 
Cada vez más, los servicios de emergencia somos requeridos por intoxicación de personas en el interior de las viviendas debido a la presencia de CO (monóxido de carbono) por  una mala combustión de los gases (caldera, cocinas de gas, estufas, etc.). Para  detectar el monóxido y que  concentraciones (ppm) hay en el ambiente, es necesario realizar mediciones equipados con  ERA (equipo de respiración autónomo) y  el detector de gases. Una vez se ha detectado el origen de la mala combustión, ventilaremos  la zona y daremos  aviso a la compañía de gas para que revise o precinte la instalación.
 
SEGURIDAD EN LA INTERVENCIÓN
Es de vital importancia extremar las medidas de seguridad en actuaciones por fugas de gas,  al enfrentarnos a un riesgo que no vemos,  ni saber cuál es su concentración a nuestra llegada. Debido al elevado riesgo que existe de inflamación del gas, las dotaciones actuantes, deben de ir provistos del Nivel I de protección, nunca accionaremos ningún interruptor ni dispositivo  en la zona afectada por el gas. Lo más recomendable es desconectar la corriente de la vivienda  en el cuarto de contadores del edifico, para eliminar las fuentes de ignición ocultas (aquellas que permanecen constantemente activas como la llama de un calentador) y fuentes de ignición intermitentes (aquellas que se activan de forma esporádica como el compresor del frigorífico, zumbador del timbre,…). La intervención siempre se realizará con el detector de gases encendido previamente en una zona limpia de gases.
 
Las fugas de gas son imprevisibles y como hemos comentado anteriormente existe un elevado riesgo de inflamación de los gases. Disponer de procedimientos operativos actualizados de intervención, así como, una adecuada formación en técnicas de detección, garantizará que  este tipo de actuaciones se desarrollen con total seguridad y que se  minimicen los riesgos existentes. 

  • Estas fugas, por lo general, se producen en las redes de distribución de gas natural que discurren enterradas por nuestras ciudades para dar servicio a los abonados (empresas, particulares,...) que se diseñan en forma de ramal o de forma mallada.
  • El tren de ataque para este tipo de intervenciones es de una bup (autobomba urbana pesada). A nuestra llegada es importante ubicar el vehículo a una distancia segura de donde se ha producido la fuga, la cual dependerá, del diámetro de la conducción  y mop (presión máxima de operación) en la red.
  • El propano y butano, al ser gases más densos que el aire, tienden a acumularse en las zonas bajas de las viviendas o recintos. Por el contrario, el gas natural, debido a que tiene una densidad inferior que el aire suele concentrarse en zonas elevadas.
  • Debido al elevado riesgo que existe de inflamación del gas, las dotaciones actuantes, deben de ir provistos del nivel i de protección, nunca accionaremos ningún interruptor ni dispositivo en la zona afectada por el gas.
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